La retribución flexible a través de un seguro de ahorro para la jubilación permite incrementar la retribución neta de los trabajadores sin que aumente el coste del personal para la empresa.
Este tipo de medidas salariales son cada vez mejor valoradas por los empleados, y son más motivadoras que el simple aumento en la nómina. Ayudan a crear un vínculo emocional entre el empleado y la empresa, aumentando la vinculación, el bienestar y la fidelidad del colaborador.
La retribución flexible ofrece al trabajador la posibilidad de decidir cómo quiere cobrar una parte de su sueldo, logrando beneficios fiscales que aumentan su poder adquisitivo.
Beneficios para la empresa:
Contribuir a la financiación del segundo pilar de la previsión social a través de un seguro de ahorro a favor de los empleados mejora la imagen corporativa de la empresa. Muestra un compromiso con el bienestar de los empleados y la responsabilidad social corporativa, lo que puede ser atractivo para colaboradores, clientes, inversores y socios comerciales.
Incrementa la retribución de los trabajadores sin aumentar los costes de la empresa.
Beneficios para el trabajador:
Permite a los empleados personalizar su compensación incluyendo una completa protección familiar y la oportunidad de consolidar un ahorro garantizado para su jubilación de la manera más efectiva.
El trabajador puede adherirse voluntariamente y destinar hasta un 30% de sus retribuciones totales.
Las aportaciones no computan a efectos del límite general establecido para aportaciones a sistemas de previsión social (planes de pensiones, PPA, PPSE, etc.)
Flexibilidad:
Llegado el vencimiento el trabajador cobra en forma de renta pudiendo elegir la duración de la misma o constituir una renta vitalicia.
Posibilidad de incrementar las coberturas y añadir otras opcionales atendiendo a los cambios del ciclo vital del trabajador y sus necesidades de ahorro y protección familiar. Ver Seguros Complementarios.
Ventajas fiscales para el trabajador:
Las contribuciones realizadas por la empresa no se imputan como rendimiento del trabajo con lo que, frente a la alternativa de un aumento salarial, el trabajador reduce su base imponible del IRPF en el importe de la aportación. Esto supone un ahorro fiscal significativo en cada anualidad al disminuir el tipo de retención del IRPF, aumentando la remuneración efectiva del trabajador.
La liquidación del seguro percibida por el trabajador tributará como rendimiento del trabajo cobrándose en forma de renta.
Las prestaciones de fallecimiento tributarán por el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, resultando libre de impuestos en la mayoría de los casos (existen importantes bonificaciones por parentesco).
Ventajas fiscales para la empresa:
Las contribuciones realizadas por la empresa se deducirán en el Impuesto sobre Sociedades en el ejercicio del cobro de la prestación por parte del trabajador asegurado, o de sus beneficiarios en caso de fallecimiento ocurrido una vez iniciado el pago de la renta.